“No existe un solo modelo de democracia, o de los derechos humanos, o de la expresión cultural para todo el mundo. Pero para todo el mundo, tiene que haber democracia, derechos humanos y una libre expresión cultural.” (Kofi Annan, Discurso Sobre La Declaración Universal de los Derechos Humanos, 1997)

Los derechos humanos, una paradoja idealista que se ha venido forjando desde hace mucho tiempo y que ha sido una lucha constante de cada individuo para hacerse respetar buscando el bien colectivo e individual. Se habla de paradoja ya que, hablemos de todos nosotros como humanos “Los derechos humanos son lo que nos hace humanos, son los principios que nos permiten crear el santuario para la dignidad humana.” (Kofi Annan, Discurso Sobre La Declaración Universal de los Derechos Humanos, 1997), el artículo 1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos afirma que “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos.”, dichos derechos siguen siendo desconocidos y/o violados por la mayoría de los Estados contemporáneos. Las personas de hoy en días son un tipo de ente conformista, se conforman por grupos de personas que se conforman de tener conciencia de lo que los DDHH son, empero son indiferentes ante ellas y no las defienden, ergo no las practican dentro de su sociedad. Hay un significado básico de lo que son los derechos humanos, “un derecho del que es portador todo ser humano, simplemente por ser tal” (Ruth Zimmerling, Los Derechos Humanos En Un Mundo Globalizado, pg. 85). Hay una delgada línea que separa una diferencia como tal en los DDHH como un efecto moral y con un efecto jurídico. No se trata de simplemente conocerlos y preciar sus características filosóficas, morales y jurídicas, sino, ante todo, de hacer un hincapié en el proceso de defensa de ellos, de radicarlos a su máxima potencia frente a las amenazas de las se topan a diario ante un estado u alguien o algo que quiera violarlos, es decir, no solo frente a la política, también dentro de nuestra sociedad íntima y lo que nos rodea.

Los derechos humanos son: de acuerdo con diversas filosofías jurídicas, aquellas libertades, facultades, instituciones o reivindicaciones relativas a bienes primarios o básicos que incluyen a toda persona, por el simple hecho de su condición humana, para la garantía de una vida digna (Facultad de Derecho, UNAM, 2011). Hay que analizar cuales son sus fundamentos filosóficos, estos radican en la naturaleza misma del hombre, ser racional y ser libre, y que está absuelto al Estado y a las imposiciones legislativas que le proceden. Son independientes de factores particulares como el estatus, sexo, etnia o nacionalidad; y son independientes o no dependen exclusivamente del ordenamiento jurídico vigente. Desde un punto de vista más relacional, los derechos humanos se han definido como las condiciones que permiten crear una relación integrada entre la persona y la sociedad, que permita a los individuos ser personas, identificándose consigo mismos y con los otros. ¿Por qué se crearon los DDHH? Al pensar un poco, suena ilógico e irónico que se cree algo que por el simple hecho de ser humanos ya lo tengamos, pero como por ese mismo hecho de ser humanos tenemos la tendencia de llenarnos de potestad y sobrepasarnos, perjudicando así los derechos de los otros. Es crear un límite para no violar la integridad de las demás personas, “mis derechos terminan donde comienzan los derechos de los demás” (Efraín Barruel).

La base para el reconocimiento y defensa de los DDHH ha sido siempre defender la integridad del hombre. La marginación y la discriminación  son el principal desenlace de la violación a los DDHH, y ya que, para lograr eso, fomentar la no impunidad a las personas que no sigan estos dictantes. El Estado tiene que tomar cartas en el asunto ya que es la autoridad máxima entre los individuos y es a donde tienen que acudir para poder resguardarse y hacerse valer, a esto se le conoce como “estado de derecho”. Los estados tienen el deber de asegurar que la constitución y otras leyes están adaptadas a la protección de los DDHH, tanto en lo que se refiere a las relaciones entre el estado y los individuos como a las relaciones entre los propios individuos. Además, cualquier conflicto en relación con estos derechos debe ser presentado para sentencia ante un sistema judicial competente, imparcial e independiente, es decir, que el sistema de gobierno brinde apoyo al individuo. Otro punto muy importante es que el Estado debe de mantener un límite de lo que debe y no debe de hacer, hasta donde intervenir con los individuos. No deben de crear una sociedad dependiente, torpe, por el contrario, se debe de crear una sociedad motivada a hacerse valer por si mismos, siempre y cuando brindándoles el apoyo necesario. De igual manera crear un Estado justo donde sea congruente la ponencia de derechos con lo que se comunica, una sociedad equitativa y honesta.

El derecho de ser humano no es más que una necesidad superflua. Sabemos, por la historia, que siempre existirá la marginación y discriminación, la veamos o no la veamos, pero es un hecho importante y un tanto utópico el cual pensar, en algún momento de la existencia humana, que llegara a ser algo instintivo, que no se necesite la presión jurídica-legislativa para presionar a las personas a cumplir y respetar a las demás personas. Nosotros como individuos sabemos lo que está bien y lo que está mal, pero si es necesaria la intervención del poder, que más que estar informados para hacer pleno uso de nuestros derechos.

JLBR